Tener una canción pegada en la cabeza es una experiencia común que puede resultar tanto placentera como frustrante. Este fenómeno, denominado gusano musical o síndrome de la canción pegada también en inglés «earworm» e  “involuntary musical imagery”, se refiere a esa sensación de tener una melodía o fragmento musical repetitivo que parece reproducirse constantemente en tu mente, incluso sin que lo desees.

Los earworms pueden surgir de diversas formas, desde escuchar una canción en la radio hasta recordar una melodía que escuchaste hace años. A menudo, se asocian con canciones simples, con ganchos pegajosos o estribillos contagiosos que se quedan en la mente fácilmente.

Aunque al principio puede ser divertido  tener un earworm, la repetición constante de la misma canción puede volverse molesta e incluso interferir con tus pensamientos y actividades diarias. Sin embargo, hay algunas estrategias que puedes probar para deshacerte de un earworm, como escuchar otra canción para distraerte, cantar la canción hasta el final para cerrar mentalmente el ciclo, o simplemente dejar que la canción se desvanezca con el tiempo como algo pasajero.

Estudios científicos sugieren que hay varias razones por las cuales ciertas canciones se quedan en nuestra mente. Una teoría es que las canciones con estructuras simples y repetitivas son más propensas a convertirse en earworms. Estas canciones tienden a activar áreas específicas del cerebro asociadas con la memoria y la repetición, lo que las hace más difíciles de olvidar una vez que se instalan en nuestra mente.

Además, factores como la exposición repetida a una canción, el contexto en el que la escuchamos por primera vez y nuestro estado emocional pueden influir en la probabilidad de que una canción se convierta en un earworm. Por ejemplo, escuchar una canción en un momento emocionalmente significativo puede hacer que sea más probable que se quede en nuestra mente.

Los earworms pueden ser una manifestación de la capacidad del cerebro para procesar y retener información musical de manera eficiente. Aunque pueden ser irritantes, también pueden tener beneficios, como mejorar el estado de ánimo, proporcionar una distracción mental o incluso ayudar con la memoria y la retención de información.

En última instancia, tener una canción pegada en la cabeza es una experiencia común que puede variar en intensidad y duración de una persona a otra. Aunque puede ser molesto en ocasiones, también puede ser un recordatorio del poder de la música para conectarnos y resonar con nosotros de manera profunda.